Skip to main content

Autor: Ernesto Piñeyro-Piñeyro

Comentario:

"Con Ojos y Oídos de Niño... de 82 Años, Clamando en el Desierto". ¡OJO! Melateros. Me refiero a los que juegan al MELATE. No me considero un ludópata, sin embargo, una vez, cada diez días o más, cuando voy al súper, si está abierta la tienda de MELATE, compro un solo boleto. Pero, pueden pasar varias semanas sin hacerlo y no me causa la menor angustia y a veces, hasta se me olvida y si no traigo cambio, me da igual comprarlo que no. En esta ocasión, por vez primera, mencionaré el nombre del proveedor de este servicio, aquí en Monterrey, por varias razones que describiré más adelante. Antes, un poco de historia personal. Hace como 10 o 12 años, de viaje por el estado de Texas, compré un boleto de $1.00 dólar de la lotería de ese estado, me saqué dos dólares, que, en primera instancia, el vendedor me dijo que no traía nada. Pero al pedirle que lo revisara, me dijo. ¡Perdón! si trae $2.00 dlls., me los dio y me alejé molesto porque si no hubiera insistido, el pillo de habría embolsado esa ínfima cantidad, como de seguro ya lo había hecho con otros despistados, como yo. Dos o tres días después, de pura chiripada, (nótese mi lenguaje de jugador empedernido, creyente en el divino azar), llegó a mis manos un ejemplar del periódico más importante del centro de ese estado. Hojeándolo y ojeándolo, me topé con un artículo en el que mencionaban ese tipo de prácticas tramposas, de muchos vendedores de esas loterías. Especialmente, en los puntos de venta que se localizan en las estaciones de servicio o gasolineras, pues en ellas, los clientes entran y salen con cierta premura. Por ser así, el tipo de servicio que prestan a viajeros y motoristas que andan a la carrera. El monto de lo así desfalcado a clientes presurosos se calculaba en miles de dólares. Se tomaron medidas correctivas, pero ignoro si se solucionó el problema. Ahora, volvamos nuestro querido Monterrey. Hace un mes y por dos ocasiones seguidas, en el lugar que compro MELATE, pedí al encargado, un cuadrumano, prognato, musculoso como gorila de lomo plateado, manos de mazo, de apariencia feroz, cabellera larga e hirsuta, en cascada quebrada y estentórea voz, un boleto triple de la máquina, que cuesta $30.00. Me lo dio, le pagué los $30.00 pero antes de retirarme, me di cuenta que, no eran triples, sino simples. (Dos veces). De buena manera yo y de mala, él, aclaramos el problema, me dio el correcto y me retiré, medio mosqueado por lo imponente del gañán y truhán melático. La semana pasada, de compras en el súper, regresé, lo vi abierto, cedí a mi mini ludopatía, entré y pedí, como si fuera un trago de tequila, ¡Un triple! Ingenuamente, con toda mi inocencia de 82 años, le advertí que no se fuera a equivocar, como en las dos ocasiones anteriores. Esto bastó para que el homínido, se encendiera como chimpancé en batalla campal por territorio, comida o hembra, pelando los ojos y mascullando, me dijo hasta de lo que me iba a morir. Así las cosas, le dije, "pos dame mi boleto", a lo cual se negó, me respondió, "Te ganaste $30.00 y ya lo cancelé". Me los aventó en el mostrador y se alejó de la ventanilla. Está claro que, en las dos primeras ocasiones, si no reclamo, se clava la lana, que siendo poca, puede acumularse a lo largo del día. En la tercera, fui víctima de un abuso y maltrato, inmerecido como cliente. Como la cosa se repitió, no puede soslayarse como un natural error y si un intento de robo, pequeño, pero robo al fin, acompañado de amenazas. ¿El lugar? AMADEUS, de HEB, en Ruiz Cortines y León XIII. ¡Tomen nota señores de AMADEUS, y todos los franquiciatarios de MELATE, vigilen a sus empleados! Se puede configurar delitos de robo y amenazas. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

  • Creado el
Subir
Bajar