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Autor: Ernesto Piñeyro-Piñeyro

Comentario:

"Con Ojos y Oídos de Niño... de 83 Años, Clamando en el Desierto. Los "Perríjos". Me han mordido cinco perros: Uno en el pómulo derecho, otro en una mano, dos en los glúteos, al intentar escapar a su agresión y el quinto en una pantorrilla. Pero otros me han atacado sin éxito, infinidad de veces en mi vida, en ocasiones ante la mirada divertida de sus dueños. Personas perversas, perturbadas e irresponsables que, por las noches, echan a la calle a sus amadas mascotas para que defequen, hurguen, rieguen y desparramen la basura ajena y ataquen a perros y a personas que, por necesidades de su trabajo, son noctámbulas. Como puede haberle sucedido a cualquiera de ustedes, amados y sufridos leyentes míos. A todos esos perros me acerqué confiado y tranquilamente, como lo había hecho decenas de veces antes con otros canes. Sin embargo, por razones que aun no entiendo, me atacaron con una inesperada furia, de esta manera aprendí la lección de no interactuar con animales desconocidos. Esta es una de las reglas principales para las personas que, como yo, sentimos afecto por estos nobles animalitos y confiamos en su aparente actitud de tranquilidad. Sin saber, que existe la probabilidad de que les recordemos a personas que, en el pasado los hayan maltratado. Aun así, no comparto las ideas de darles tratos de casi humanos, o de miembros de la familia, llamándolos "Perríjos", como está de moda actualmente en nuestra sociedad hiper estimulada y confundida en sus escalas de valores. Los perros son perros, ¡animales simplemente! por más bellos, graciosos o inteligentes que nos puedan parecer. Pues, así como hay gente buena y gente mala, con los perros es lo mismo, al grado que a menudo vemos en la televisión, la prensa y las redes, de canes que han matado a sus propios dueños y a personas y transeúntes de todas las edades, desde niños hasta ancianos, ambos indefensos. Sin más justificación que son animales territoriales, que habían sido maltratados anteriormente por sus dueños y las víctimas se los recordaban. Nunca podré aceptar, que un ser humano arriesgue su valiosa vida, por rescatar a un perro en peligro, como lo hacen rescatistas, bomberos, policías o simples ciudadanos como yo o como tú. No quiero decir con esto, que no les proporcionemos las condiciones óptimas, para que vivan con la seguridad que se merecen como los excelentes animales de compañía y resguardo que son. Pero sin excesos, especialmente en un país como el nuestro, con una gran mayoría poblacional, con carencias y necesidades extremas, insatisfechas. Cuando veo en los medios, anuncios de comida para perros y gatos, "Con huevos, leche, vitaminas y más componentes necesarios para su crecimiento adecuado". Se me revuelve el estómago, pensando en los pobres y sus pequeños hijos que probablemente solo prueben estas viandas una vez a la semana y crecen con deficiencias en su desarrollo físico y cognoscitivo. Los perros en la publicidad. Vemos en los medios anuncios en los que los perros lamen las caras de sus dueños y ellos les corresponden con besos en el hocico. Muchas veces promoviendo alimentos, ¿Cómo es posible que permitan esto las autoridades sanitarias? Sabiendo la cantidad de enfermedades que estos animalitos transmiten con sus salivas. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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